Acompañar emocionalmente a alguien no siempre significa ofrecer soluciones ni dar consejos. Muchas veces, lo que más necesitamos es sentir que nuestras emociones son reconocidas y aceptadas. Aquí es donde la validación emocional juega un rol fundamental.
Aprender cómo practicar la validación emocional es una habilidad que fortalece nuestras relaciones y mejora la calidad de nuestro acompañamiento, tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos. En esta guía te mostramos cómo hacerlo de manera concreta y respetuosa.
¿Cómo se valida emocionalmente a alguien?
Validar emocionalmente es reconocer que lo que la otra persona siente es válido desde su experiencia, aunque no lo comprendamos del todo o no estemos de acuerdo con su interpretación de los hechos.
Según la psicología dialéctico-conductual (DBT), desarrollada por Marsha Linehan, la validación emocional es un componente esencial para regular emociones intensas, fomentar la confianza y promover una comunicación más abierta.
Practicar la validación no significa justificar conductas ni reforzar creencias erróneas, sino ofrecer un espacio de aceptación para que la emoción pueda ser reconocida, expresada y procesada de forma saludable.
Saber cómo practicar la validación emocional nos permite acompañar sin caer en el juicio ni en la necesidad de resolver lo que siente el otro.
Pasos para practicar una escucha activa
La validación emocional se construye a partir de una escucha activa y genuina. Aquí te compartimos algunos pasos clave para lograrlo:
1. Aceptar lo que siente el otro sin corregir
Uno de los errores más comunes es intentar corregir lo que la persona siente: “No deberías ponerte así” o “Estás exagerando”. Esto solo genera que la otra persona se cierre emocionalmente.
En cambio, valida aceptando su emoción tal como es en ese momento: “Entiendo que esto te esté resultando muy difícil” o “Es natural que te sientas así después de lo que pasó”. No es necesario que comprendas cada detalle, basta con mostrar empatía y respeto.
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2. Reflejar la emoción sin opinar
Otra forma concreta de practicar la validación emocional es reflejar lo que la otra persona está sintiendo sin agregar opiniones propias. Puedes usar frases como:
- “Veo que esto te ha dolido mucho”.
- “Parece que te sientes muy frustrado por lo que ocurrió”.
El objetivo es ayudar a la persona a poner en palabras lo que está sintiendo, dándole espacio para procesarlo sin presiones.
3. Evitar frases que minimicen
Evita expresiones que, aunque bien intencionadas, terminan invalidando la emoción, como:
- “No es para tanto”.
- “Ya se te va a pasar”.
- “Tienes que ser fuerte”.
Este tipo de frases generan desconexión emocional. Es preferible mantener una actitud de presencia y escucha, mostrando disposición a acompañar sin minimizar lo que siente la otra persona.
Ejemplos de validación en conversaciones cotidianas
Veamos algunos ejemplos prácticos de cómo practicar la validación emocional en situaciones del día a día:
- Pareja:
“Sé que para ti este tema es importante. Entiendo que te sientas así, estoy aquí para escucharte.” - Amistad:
“Imagino que fue muy frustrante para ti. Tiene sentido que estés molesto/a por eso.” - Hijos:
“Veo que estás muy triste por lo que pasó con tu amigo. Es normal sentirse así en esas situaciones.” - Trabajo:
“Parece que este proyecto te ha generado mucho estrés. Entiendo que estés agotado/a.”
Estos pequeños gestos de validación fortalecen la confianza, mejoran la comunicación y fomentan relaciones más auténticas.
Cómo empezar a validar tus propias emociones también
Saber cómo practicar la validación emocional no solo es útil para acompañar a los demás; también es una herramienta clave para el autocuidado emocional.
Auto-validarse implica reconocer nuestras propias emociones sin juzgarnos ni minimizarlas. Aquí algunas formas de hacerlo:
- Nombrar la emoción: “Estoy sintiendo tristeza, y está bien sentirme así.”
- Aceptar el contexto: “Dada la situación, es lógico que me sienta así.”
- Evitar la auto-crítica: en lugar de decirte “No debería sentir esto”, dite “Mis emociones son válidas, aunque sean incómodas.”
Practicar la auto-validación fortalece la autoestima, mejora la regulación emocional y nos hace más empáticos con las emociones de los demás.
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Saber cómo practicar la validación emocional es un recurso valioso que puede transformar la forma en que nos relacionamos. No se trata de tener siempre las palabras perfectas, sino de estar presentes, escuchar con empatía y respetar la vivencia emocional del otro.
Al incorporar esta práctica en nuestra vida diaria, construimos relaciones más auténticas y nos acercamos a un modo de convivencia más respetuoso y compasivo.