Como toda emoción, la culpa tiene un amplio espectro de acción, desde una presencia adaptativa y, en cierta medida “saludable”, hasta una expresión patológica, que puede afectar de manera importante a la persona.
En artículos anteriores explicamos qué es la culpa, sus tipos, cómo se relaciona con la vergüenza y qué ejercicios se pueden implementar para trabajar desde casa.
En esta oportunidad vamos a explorar la culpa emocional en terapia y cómo se trabaja desde la psicología.
¿Por qué la culpa emocional se vuelve un motivo de consulta?
La culpa es un sentimiento en cierta medida adaptativo, que nos ayuda a regular el vínculo con quienes nos rodean. Este sentir está atado a preceptos morales internalizados, algo así como criterios que nos ayudan a entender cuándo actuamos “mal” o de forma incorrecta. Así, podemos activar comportamientos reparatorios, como pedir perdón o asumir la responsabilidad de nuestros actos.
En psicología se considera un sentimiento adaptativo, porque permite relacionarnos con otros, al mismo tiempo que insertarnos en un tejido social. De no sentir culpa, sería difícil conectar emocionalmente con otras personas y, a su vez, sería difícil seguir las reglas morales preestablecidas.
No obstante, la culpa tiene un lado patológico que se aleja de lo adaptativo, esto ocurre cuando:
- Se experimenta por eventos o comportamientos que, de acuerdo al juicio social/moral, no deberían producir culpa.
- Es extrema e incontrolable, acompañada por síntomas como angustia, ansiedad, autorreproche, pensamientos catastróficos e insomnio.
- Produce comportamientos reparatorios que son dañinos para la personas, como autolesiones, aislamiento o conductas de riesgo.
Muchas personas llegan a consulta porque sienten que "no pueden con el peso de la culpa". Puede ser por decisiones del pasado, por no cumplir con las expectativas de otros o incluso por sentir que no están siendo “suficientes”. Esta culpa desadaptativa, que no lleva a la reparación sino al castigo personal, puede estar muy arraigada en mandatos sociales, familiares o creencias internas que requieren ser revisadas.
Cómo se aborda la culpa en un proceso terapéutico
Trabajar la culpa emocional en terapia implica mucho más que entender que quizás no hay “motivos” para sentir culpa. Es un proceso profundo que parte del reconocimiento, entendimiento y aceptación de la emoción, para luego transformarla en algo. Veamos.
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Reconocer patrones de pensamiento y exigencias
Uno de los primeros pasos es identificar los ideales aprendidos y las exigencias internas que alimentan la culpa. A menudo, estas ideas vienen en forma de “deberías” o “tendrías que”, reglas internas rígidas que no permiten el error ni la flexibilidad. Reglas aprendidas de quienes nos rodean, especialmente de quienes fueron nuestros cuidadores.
El problema no es equivocarse, sino la interpretación que se hace del error. Cuando asociamos el error a algo “malo” o al fracaso, entonces nos enjuiciamos desde el: “no debo equivocarme porque eso está mal”, “no puedo equivocarme o seré un fracasado”.
Es bastante común que en nuestra sociedad se entienda el error como algo grave e imperdonable. Así que, cuando hacemos algo muy humano, como errar, aparece la culpa.
El psicólogo ayuda a poner en duda estas creencias y a construir una visión más compasiva y realista del error, las equivocaciones, los ideales inalcanzables, las expectativas, entre otros. Así se empieza a transformar los pensamientos que sostienen la culpa.
Validar la emoción sin quedar atrapado
Sentir culpa no es sinónimo de debilidad. Validarla, en lugar de negarla o minimizarla, es parte fundamental del proceso. Pero validarla no significa quedarse atrapado en ella, ni tampoco aceptarla de forma ciega.
La clave está en aceptarla como se podría aceptar la presencia de una persona en una sala. Simplemente contemplando. Y el segundo paso está en cuestionarla. No solo preguntar por qué sentimos culpa, si no también en qué otras ocasiones la hemos experimentado y si existe un patrón.
En terapia, se busca un equilibrio: reconocer lo que se siente, entender por qué se siente, pero también cuestionar si esa culpa es proporcional y útil, cuál es su origen y qué se puede hacer con ella. Esto permite comenzar a sentirla sin castigarse.
Herramientas terapéuticas utilizadas
Los enfoques terapéuticos que abordan la culpa emocional son diversos. Cada persona necesita un tratamiento adaptado a su historia, sus recursos y sus objetivos.
Técnicas cognitivo-conductuales
Desde la terapia cognitivo-conductual, se trabaja principalmente en identificar pensamientos distorsionados relacionados con la culpa y reemplazarlos por otros más realistas. También se aplican ejercicios de reestructuración cognitiva, registros emocionales y exposición a situaciones evitadas, especialmente cuando la culpa se asocia a comportamientos de evitación o aislamiento.
Perspectiva humanista o de autocompasión
Otras corrientes, como la terapia centrada en la persona o la terapia de compasión, abordan la culpa desde una mirada más emocional. Aquí el foco está en cultivar la autocompasión, aceptar la propia humanidad y aprender a tratarse con la misma amabilidad con la que se trataría a un ser querido. Este enfoque es clave cuando la culpa tiene raíces en la vergüenza o en una baja autoestima.
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Qué esperar del proceso si trabajas la culpa con un profesional
El camino terapéutico no es mágico ni inmediato, pero sí profundamente transformador. A medida que avanza el proceso, las personas empiezan a reconocer que muchas de sus culpas no les pertenecen o no son tan graves como pensaban. Aprenden a distinguir entre la culpa funcional y la disfuncional, y a usar esa emoción como una brújula, no como una cadena.
También se fortalecen recursos personales como el perdón, la responsabilidad sin autocastigo y la capacidad de vivir en coherencia con los propios valores, sin exigencias externas que impongan lo que “debería” sentirse.
Trabajar la culpa emocional en terapia es, en última instancia, un acto de libertad. Es aprender a vivir con más liviandad emocional, más autoaceptación y más claridad sobre lo que realmente importa.