El insomnio es una de las alteraciones del sueño más comunes, y aunque todos hemos experimentado alguna noche difícil, para muchas personas es un problema recurrente que afecta su calidad de vida. Aunque es considerada una alteración, en la psicología se categoriza como un trastorno o como un síntoma, y para entenderlo, es necesario explorar sus causas.  

En este artículo te explicaremos los posibles orígenes del insomnio y cómo identificarlos para encontrar soluciones efectivas.

¿Qué es el insomnio?

El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño, permanecer dormido o incluso la sensación de no haber descansado adecuadamente tras dormir. Este trastorno puede ser agudo cuando ocurre de forma puntual debido a eventos estresantes que son pasajeros, o crónico cuando persiste por más de tres noches consecutivas a la semana, durante al menos tres meses.

Antes de profundizar en las causas del insomnio, es importante comprender que el sueño es una función clave para que operen todos los procesos del cuerpo, desde lo fisiológico, hasta lo cognitivo y emocional. El sueño impacta en el procesamiento de información, como la memoria y la atención, además, también influye en la vivencia y procesamiento de emociones y sentimientos.  

De manera que no dormir puede afectar de forma significativa el estado de ánimo y la manera en la que realizamos diversas actividades y tareas. Además de afectar el rendimiento físico y mental, el insomnio prolongado puede derivar en problemas de salud, como un sistema inmunológico debilitado, dificultades de concentración o incluso trastornos del estado de ánimo, como la depresión.

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Principales causas del insomnio

El insomnio no tiene una única causa, más bien su origen puede ser multifactorial y puede variar de persona a persona. Cuando el insomnio es un síntoma, entonces su causa corresponde con la alteración principal. De hecho, el insomnio forma parte de diversas alteraciones, condiciones o trastornos, como la ansiedad y el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno depresivo mayor, el trastorno de estrés postraumático, entre otros. 

Entre las causas más comunes del insomnio, encontramos:

Estrés y preocupaciones diarias

El estrés es una de las causas más frecuentes del insomnio. Las preocupaciones relacionadas con la vida diaria, el trabajo, la familia o incluso situaciones inesperadas, pueden mantener la mente en alerta, dificultando la relajación necesaria para conciliar el sueño. 

Cuando las preocupaciones se acumulan, el cuerpo produce altos niveles de cortisol, una hormona que interfiere con la acción de la melatonina (la hormona del sueño), afectando el ciclo normal del sueño. Lo que ocurre con el insomnio ocasionado por el estrés y las preocupaciones diarias, es que se puede recuperar el sueño una vez que termina el evento estresante. 

Ansiedad y trastornos emocionales

La ansiedad considerada como niveles de estrés sostenidos y continuos en el tiempo, puede ocasionar diversos tipos de insomnio, como problemas para conciliar el sueño, despertar temprano o un descanso poco reparador. 

Lo que ocurre con la ansiedad, es que activa todos los sistemas del cuerpo, lo cual interrumpe el ciclo de descanso habitual. En este sentido, el cerebro puede encontrarse tan sobreactivado, que difícilmente podrá conciliar el sueño. Muchas personas experimentan insomnio debido al sobrepensamiento, la agitación física e incluso la taquicardia.  

A su vez, trastornos emocionales como la depresión, pueden alterar la calidad del sueño. Las personas con ansiedad suelen experimentar pensamientos recurrentes y agitación mental, lo que dificulta relajarse por completo. Por otro lado, los episodios depresivos pueden interrumpir el ritmo circadiano, provocando despertares frecuentes o dificultad para dormir durante la noche.

Hábitos de sueño inadecuados

Los malos hábitos antes de dormir son otra causa común del insomnio. Para entenderlo, es importante saber que el cuerpo y la mente funcionan con hábitos, por ejemplo: despertar siempre a la misma hora y en el mismo lugar, le informa a la mente que a tal hora debe activar la producción de cortisol, para inducir la vigilia. Es decir, los hábitos le informan a la mente y al cuerpo, como deben funcionar para mantener un estado de homeostasis.

Por ejemplo, si tenemos hábitos de sueño incorrectos, entonces la mente producirá hormonas de activación cuando deben ser las de descanso o viceversa. Esto le ocurre a las personas que se sienten con mucha energía durante la noche, pero bastante somnolientos durante el día.  

Algunos de los hábitos de sueño inadecuados son:

  • Uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de acostarse, ya que la luz azul de las pantallas reduce la producción de melatonina, la hormona del sueño.
  • Irse a dormir y levantarse a horarios irregulares, lo que desajusta el reloj biológico.
  • Realizar actividades estimulantes justo antes de dormir, como trabajar, hacer ejercicio intenso o ver contenido emocionalmente impactante.

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Consumo de sustancias estimulantes

El consumo de sustancias como la cafeína, la nicotina o incluso el alcohol, puede interferir con el sueño, ocasionando síntomas como el aumento del ritmo cardíaco. Aunque el alcohol puede generar somnolencia inicial, también puede alterar las fases profundas del sueño, lo que produce despertares durante la noche. Por su parte, la cafeína y la nicotina son estimulantes que pueden dificultar la conciliación del sueño, especialmente si se consumen en horas cercanas a la noche.

Factores médicos asociados al insomnio

En algunos casos, el insomnio puede ser un síntoma de condiciones médicas subyacentes. Problemas como el dolor crónico, el reflujo gastroesofágico, las enfermedades respiratorias (como el asma o la apnea del sueño) e incluso los cambios hormonales (como los que ocurren durante la menstruación y la menopausia) pueden interrumpir el sueño.

Además, algunos medicamentos para tratar enfermedades crónicas, tienen efectos secundarios que impactan negativamente en el sueño, como los antidepresivos, los diuréticos o los corticoides. Por esta razón, es importante consultar a un médico si se sospecha que una condición de salud está relacionada con la dificultad para dormir.

¿Cómo identificar las causas para tratar el insomnio?

El primer paso para tratar el insomnio es identificar las causas específicas que lo provocan. Aquí te dejamos algunas recomendaciones clave para este proceso:

  • Lleva un diario del sueño: Anota tus hábitos de sueño, incluyendo a qué hora te acuestas, cuánto tiempo tardas en dormirte (según tu percepción subjetiva, por ejemplo, si sientes que te dormiste rápido o más bien si piensas que diste muchas vueltas en la cama para conciliar el sueño), cuántas veces te despiertas durante la noche y cómo te sientes al despertar. También registra actividades previas a dormir, consumo de alimentos o bebidas y tus niveles de estrés. Con estas anotaciones, analiza si hay patrones o factores que se repiten, y que estén afectando tu descanso.
  • Evalúa tu entorno de sueño: Verifica si el lugar donde duermes es cómodo, oscuro, silencioso y con una temperatura adecuada. Factores ambientales como el ruido o la luz excesiva pueden contribuir al insomnio sin que lo notes.
  • Observa tu estado emocional: Reflexiona sobre cómo te sientes a lo largo del día. Si notas que la ansiedad, el estrés o las emociones negativas predominan, podría ser necesario buscar apoyo psicológico o practicar técnicas de relajación, como la meditación o ejercicios de respiración.
  • Consulta con un profesional de la salud: Si el insomnio persiste a pesar de hacer cambios en tus hábitos, es importante buscar ayuda médica. Un especialista podrá evaluar si hay alguna causa médica o psicológica que necesite tratamiento.

En conclusión, aunque el insomnio puede ser frustrante y debilitante, identificar sus causas te permitirá tomar las medidas adecuadas para restablecer un sueño saludable. Con un enfoque personalizado y cambios en tu estilo de vida, es posible volver a disfrutar de noches reparadoras y una mejor calidad de vida. 💤✨