¿Cómo aumentar la autoestima? - Estrategias prácticas y efectivas

La autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos, un factor clave que influye en nuestra vida diaria y en cómo nos relacionamos con el mundo. Sin embargo, muchas personas luchan por mantener una autoestima equilibrada y saludable. 

Aprender a fortalecerla puede traer múltiples beneficios a nivel emocional, social y profesional. En este artículo te daremos algunas estrategias prácticas y efectivas para trabajar en tu autoestima y tener una relación más saludable contigo mismo(a).

Estrategias diarias para mejorar la autoestima

Para poder trabajar en tu autoestima, primero necesitas saber qué es la autoestima. En resumidas cuentas, es esa valoración subjetiva que hacemos de nosotros mismos(as), es decir, el valor que le damos a nuestra forma de ser, nuestra vida, propósito y existencia en general. 

Por eso se dice que la autoestima alta o positiva, es la que se caracteriza por una alta estima de nuestras capacidades, habilidades y destrezas. Y que también existe una autoestima baja, en la que es difícil apreciar nuestras virtudes, y más bien exaltamos o exageramos nuestros defectos. 

Pero lo cierto es que la autoestima es, generalmente, un elemento psicológico flexible, que fluctúa o varía según la situación, circunstancia o contexto. Si bien algunas personas tienen autoestima “alta” y otros una autoestima “baja”, lo cierto es que esto no es estrictamente definitivo. 

No obstante, muchas personas se ubican en uno u otro lado de la línea, mostrando rasgos cercanos a la autoestima alta o rasgos cercanos a la baja. Pero este elemento psicológico es más que algo que puedes subir o bajar. A mí, como psicóloga, me gusta hablar de una autoestima equilibrada, valga la redundancia, una autoestima saludable, en la que a veces se puede estar muy arriba y a veces muy abajo, y eso está bien. 

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Aquí te van algunas estrategias para trabajar en tu autoestima: 

  1. Establecer metas pequeñas y alcanzables: Cuando logramos objetivos, aunque sean pequeños, sentimos una satisfacción que fortalece nuestra autoestima. Establecer metas que podamos cumplir de forma realista nos ayuda a ver nuestros logros y a apreciar nuestro progreso.
  2. Evitar comparaciones: Compararse constantemente con los demás es un hábito común, pero también uno de los mayores obstáculos para una buena autoestima. Todos tenemos caminos y desafíos únicos, y entender esto puede ayudarnos a enfocarnos en nuestro propio crecimiento sin sentirnos inferiores a los demás.
  3. Practicar la autocompasión: Ser amables con nosotros mismos, especialmente cuando cometemos errores, es crucial para mejorar nuestra autoestima. La autocompasión implica darnos el mismo apoyo que le ofreceríamos a un ser querido en momentos difíciles, evitando la autocrítica destructiva.
  4. Celebrar los logros personales: Reconocer nuestros logros, sin importar su magnitud, refuerza nuestra autoestima. Celebrar nuestras victorias nos permite reconocer que somos capaces y valiosos.

La importancia de los pensamientos positivos

Los pensamientos tienen un impacto directo en cómo nos sentimos y, por ende, en nuestra autoestima. Muchas veces, el diálogo interno es negativo, lleno de autocrítica o incluso desprecio. Aprender a cultivar pensamientos positivos puede mejorar significativamente la percepción que tenemos de nosotros mismos.

  1. Identificar pensamientos negativos: El primer paso para cambiar un hábito mental es reconocerlo. Cuando detectamos pensamientos autocríticos o negativos, podemos detenernos y cuestionar su veracidad. Esto nos ayuda a ser más conscientes de los patrones mentales que disminuyen nuestra autoestima.
  2. Practicar afirmaciones positivas: Las afirmaciones son frases que refuerzan creencias saludables sobre nosotros mismos. Decir, por ejemplo, "Soy capaz y merezco respeto", puede ayudarnos a cambiar la perspectiva sobre quiénes somos y a construir una visión positiva de nuestro ser.
  3. Visualizar el éxito: Imaginar situaciones en las que hemos tenido éxito, o incluso visualizar metas futuras alcanzadas, fortalece la confianza y nos motiva a trabajar hacia esas metas. La visualización positiva crea una mentalidad de éxito que contribuye a una mayor autoestima.

Actividades físicas y hábitos saludables

La conexión entre la mente y el cuerpo es poderosa; cuidar de nuestra salud física tiene un impacto directo en cómo nos sentimos emocionalmente, por lo que realizar actividades físicas, puede ser una forma de mejorar nuestra autoestima.

  1. Hacer ejercicio regularmente: La actividad física no solo mejora la salud física, sino que también libera endorfinas, las cuales generan una sensación de bienestar. Hacer ejercicio de manera constante puede ayudarnos a sentirnos más enérgicos y confiados.
  2. Alimentación equilibrada: Comer de forma saludable influye en nuestro estado emocional y mental. Una dieta balanceada puede mejorar nuestro nivel de energía, nuestra concentración y nuestro humor, lo cual puede contribuir positivamente a nuestra autoestima.
  3. Dormir adecuadamente: La falta de sueño afecta nuestro estado de ánimo y disminuye nuestra capacidad de manejar el estrés. Un buen descanso es fundamental para pensar con claridad, regular nuestras emociones y enfrentar los desafíos diarios con una actitud positiva.

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Apoyo emocional y terapia psicológica

Para algunas personas, los problemas de autoestima están profundamente arraigados y pueden requerir apoyo adicional, como lo puede ser la terapia psicológica, un método poderoso que puede ayudar a identificar y trabajar en las causas subyacentes de una autoestima baja.

  1. Buscar ayuda profesional: En terapia se pueden explorar temas como la infancia, las relaciones pasadas y otros factores subjetivos que están influyendo en nuestra percepción personal.
  2. Rodearse de personas positivas: Las relaciones tienen un gran impacto en nuestra autoestima. Buscar el apoyo de personas que nos valoren y respeten, y que nos motiven a crecer, es fundamental para fortalecer la autopercepción.
  3. Explorar técnicas de autoaceptación: El autoconocimiento es la base de una buena autoestima. Conocer nuestras fortalezas y debilidades, nos permite comprender que no necesitamos ser perfectos para ser valiosos.

Recuerda que el proceso de construir una autoestima saludable es gradual y que cada pequeño paso cuenta. De hecho, invertir en tu autoestima es invertir en una mejor versión de ti mismo, con mayor capacidad para enfrentar los retos y disfrutar de una vida más plena y satisfactoria.