Causas del síndrome de burnout: Factores laborales y personales

El síndrome de burnout es una respuesta al estrés crónico y excesivo en el entorno laboral, pero sus causas pueden ir mucho más allá de las condiciones en el trabajo. Existen varios factores, tanto laborales como personales, que contribuyen a que una persona desarrolle esta condición. 

Te lo explicaré usando mi historia personal como ejemplo. Yo sufrí de burnout académico y laboral, principalmente por mi estilo de personalidad (tipo C), la noción y expectativa que tengo de misma, así como mi falta de límites. Y antes de que pienses que mi burnout fue completamente mi responsabilidad, quiero que sepas que nuestro sistema laboral está hecho, en gran medida, para que tengamos burnout. 

Así que comprender las causas del burnout es el primer paso para evitar sus síntomas y buscar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. En este artículo, profundizaremos en los elementos que influyen en el desarrollo del síndrome de burnout y cómo cada uno contribuye a su aparición.

¿Qué factores provocan el síndrome de burnout?

El burnout es el resultado de una combinación de factores, relacionados con el ambiente laboral, así como características y experiencias personales. Mientras que las condiciones de trabajo demandantes, la presión y la falta de reconocimiento son factores críticos, también ciertos rasgos de personalidad, como la autoexigencia o la dificultad para establecer límites, pueden agravar esta situación. 

Entender estas causas permite identificar los riesgos y tomar medidas para prevenir el burnout antes de que alcance niveles críticos. A continuación, te explico estos factores en dos categorías: los factores laborales y los factores personales.

Factores laborales relacionados con el burnout

El entorno laboral es una de las principales fuentes de estrés para la mayoría de las personas, y en muchas ocasiones, los problemas en este ámbito son los desencadenantes del burnout. Factores como las largas jornadas, la presión para cumplir objetivos y la falta de apoyo o reconocimiento por parte de los superiores juegan un papel importante. 

Veamos algunos de los factores laborales más comunes que contribuyen al síndrome de burnout.

  1. Exceso de horas de trabajo y falta de descanso

Uno de los factores laborales más determinantes en el desarrollo del burnout es el exceso de horas de trabajo. Cuando una persona trabaja durante largas jornadas, sin suficientes pausas o descanso adecuado, el cuerpo y la mente empiezan a resentirse. La falta de tiempo para desconectar y recuperar energía genera agotamiento físico y emocional, lo cual es terreno fértil para el burnout.

Además, la falta de un equilibrio entre el trabajo y la vida personal intensifica el desgaste, ya que no permite el espacio necesario para realizar actividades de ocio o descanso. Sin tiempo para desconectar, es más difícil lidiar con el estrés diario, y el agotamiento se va acumulando hasta el punto de colapso.

  1. Presión por objetivos y falta de reconocimiento

En muchos entornos laborales, se espera que los empleados cumplan con objetivos ambiciosos y, a veces, poco realistas. La presión constante para alcanzar metas sin los recursos necesarios, genera un nivel de estrés muy alto, especialmente cuando el éxito o la satisfacción laboral dependen únicamente de los resultados. 

Esta presión constante puede hacer que los empleados sientan que no importa cuánto se esfuercen, siempre habrá más demandas, lo cual genera frustración y desmotivación.

La falta de reconocimiento agrava aún más esta situación. Cuando los empleados perciben que sus esfuerzos no son valorados, o que solo reciben críticas sin un balance adecuado de retroalimentación positiva, su motivación y compromiso disminuyen. La ausencia de recompensas, sean monetarias o emocionales, hace que los logros pasen desapercibidos, alimentando un ciclo de agotamiento que puede llevar al burnout.

Factores personales que contribuyen al burnout

Aunque los factores laborales juegan un papel crucial, los aspectos personales también tienen un impacto significativo en la predisposición al burnout. Ciertas características y actitudes personales, como el perfeccionismo, la dificultad para delegar o la necesidad de aprobación constante, pueden hacer que el estrés laboral se vuelva aún más difícil de gestionar.

Algunos de los factores personales más comunes que contribuyen al burnout incluyen:

  • Perfeccionismo y autoexigencia: Las personas que tienden al perfeccionismo suelen poner estándares muy altos para sí mismas, lo que las hace propensas a exigirse de más, incluso cuando ya están sobrecargadas. La autoexigencia aunque puede motivar en ciertos contextos, se convierte en un problema cuando lleva a trabajar en exceso sin reconocer la necesidad de descansar.
  • Falta de habilidades para manejar el estrés: No todas las personas tienen las mismas herramientas para lidiar con el estrés. Aquellos que no cuentan con habilidades para gestionar la ansiedad y las presiones laborales son más vulnerables a sufrir burnout, ya que se ven abrumados fácilmente por las demandas de su entorno.
  • Dificultad para establecer límites: Las personas que tienen dificultad para decir "no" o que sienten el deber de complacer a todos, son más propensas a sobrecargarse de tareas. La falta de límites claros puede llevar a asumir responsabilidades adicionales que, a largo plazo, resultan en agotamiento y estrés crónico.
  • Estilos de personalidades: Los rasgos de personalidad influyen en la forma en la que reaccionamos y manejamos cierto tipo de situaciones.
    • Personalidad tipo A: Destacan por tener marcados rasgos de competitividad y establecimiento de objetivos, por lo que pueden someterse a sí mismos a largas jornadas laborales y altos estándares o expectativas. Esto les lleva a ser propensos al síndrome de burnout.
    • Personalidad tipo B: Tienen marcados rasgos de paciencia y tolerancia, son poco competitivos y actúan de acuerdo a los requerimientos del momento, sin anticiparse. Estas características los hace menos propensos a desarrollar burnout.
    • Personalidad tipo C: Son personas esquemáticas y reflexivas, usualmente rígidas con las cosas que requieren de esfuerzo. Se abarrotan de responsabilidades y sienten que deben hacer las cosas siempre bien, por lo que son propensas a desarrollar estrés laboral.
    • Personalidad tipo D: En este estilo de personalidad, las personas evitan abrirse y compartir sus emociones negativas, lo que les produce desconexión emocional y estrés. Al igual que las personalidades A y C, la D es propensa a desarrollar burnout.
  • Pobres hábitos de autocuidado: Entendido como esa rutina, acciones o actividades que contribuyen con el descanso y la relajación, el autocuidado es un elemento esencial en el manejo del estrés y la angustia.
  • Relaciones con la autoridad: La forma en la que fuimos criados, influye en cómo nos vinculamos con la autoridad, es decir, con jefes, directores y coordinadores. Cuando nos relacionamos desde la complacencia por encima de nuestras necesidades y capacidades, entonces somos más propensos a desarrollar burnout. 

El síndrome de burnout es una condición compleja y multifactorial. Mientras que el entorno laboral con sus demandas y presiones es el detonante principal, los factores personales también juegan un papel crucial en la forma en que cada individuo responde al estrés. Al entender tanto los factores laborales como los personales que contribuyen al burnout, podemos tomar medidas preventivas, como establecer límites, priorizar el descanso y desarrollar habilidades de manejo del estrés.

Tomar conciencia de las causas del burnout y actuar a tiempo es la clave para prevenir sus efectos y mantener una vida laboral y personal saludable y equilibrada.