¿Cómo trabajar la autoestima en adultos? - Consejos y Técnicas

La autoestima es un componente esencial del bienestar emocional y la salud mental, y aunque se desarrolla en gran medida durante la infancia, tiende a cambiar y variar durante la vida. Es entendida como la autovaloración que hacemos de nosotros mismos, en cuanto a nuestras capacidades y habilidades.

En la adultez, la autoestima influye en la confianza personal, las relaciones, el rendimiento laboral y la capacidad de afrontar los desafíos de la vida. 

En este artículo, vamos a explorar cómo trabajar la autoestima en adultos, a través de consejos prácticos, cambios en el estilo de vida y alternativas de abordaje terapéutico. 

Identificación de creencias limitantes

Al ser la autoestima, un elemento que se construye a partir de las creencias de quiénes somos y qué podemos aportar, es posible modificarla por medio de la intervención de estos pensamientos. Así que el primer paso es identificar las creencias que influyen directamente en la autoestima, tanto para fortalecerla como para debilitarla

Estas creencias suelen estar arraigadas a nuestra historia de vida, especialmente a la interacción que tuvimos con nuestros cuidadores y, posteriormente, en el feedback que recibíamos de las actividades que desempeñamos. 

Por ejemplo, interacciones con nuestras figuras de amor, que estuvieron basadas en críticas, ideales y expectativas sociales poco realistas, puede influir de manera negativa en el desarrollo de la autoestima. Asimismo, la percepción de nuestro desempeño en la vida (como la escuela, el juego, deporte, música, etc.), puede influir en la valencia positiva o negativa de nuestra autoestima cuando somos adultos. Sin embargo, esta “percepción” es dirigida por las creencias de lo que correcto, bueno o exitoso.

Así que, para desafiarlas, es crucial dedicar tiempo y esfuerzo al autoconocimiento, ya que de esa forma podremos identificar, criticar, cuestionar y transformar, las creencias de cómo debemos ser, para comenzar a ser lo que queremos y podemos ser.

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Autoconocimiento y autoestima

Parte del autoconocimiento, es aceptar que los extremos son poco saludables, por lo que la autoestima baja y la alta (inclusive) son estados que deberíamos evitar. La autoestima baja, por las razones ya conocidas, y la autoestima alta, porque puede envolvernos en un espiral de positividad poco realista, que nos lleva a ignorar las otras partes de nuestra naturaleza humana. 

Por ello, la autoestima saludable es el mejor objetivo del autoconocimiento. Este término puede definirse como una autoestima flexible, compasiva y consciente, en la que se pueden reconocer las virtudes y desperfectos, sin exaltar los primeros ni castigarnos por los segundos. 

El autoconocimiento lo puedes hacer por tu cuenta o buscar asesoramiento psicológico. Si quieres empezar por tu cuenta, te sugiero lo siguiente: 

  • Cuestiona tus acciones, pensamientos y emociones. Para ello, puedes comenzar con una pregunta sencilla: ¿por qué? ¿Por qué respondí de esa manera? ¿Por qué pensé tal cosa? ¿Por qué me sentí de esta forma?
  • Profundizar cada vez más. A veces, las respuestas a las preguntas anteriores pueden ser muy superficiales, por lo que es importante ir cada vez más hondo, haciéndonos preguntas probablemente más incómodas.
  • Hablar con las personas en quienes confiamos. Esto nos puede ayudar a considerar perspectivas que no habíamos imaginado, sobre quiénes somos, cómo pensamos y cómo nos tratamos. 

Técnicas de autoafirmación y empoderamiento

Las autoafirmaciones son frases positivas y motivadoras que ayudan a reconfigurar la percepción que tienes de ti mismo. Repetir frases como "Soy capaz y merezco lo mejor" o "Acepto mis imperfecciones y valoro mis fortalezas" puede parecer sencillo, pero tiene un impacto poderoso cuando se practica con consistencia.

Para maximizar su efectividad:

  1. Sé específico: En lugar de usar afirmaciones genéricas, adapta las frases a tus desafíos personales. Por ejemplo, si te cuesta tomar decisiones, prueba con: “Confío en mi capacidad para tomar decisiones acertadas”.
  2. Repite a diario: Dedica unos minutos cada mañana o noche a repetir tus afirmaciones frente al espejo. Y recuérdalas siempre que pienses de manera negativa sobre ti mismo.
  3. Complementa con visualización: Imagina escenarios donde encarnas estas afirmaciones. Visualizar el éxito refuerza la confianza y motiva a la acción.

El empoderamiento también se fomenta a través de pequeños logros diarios, así que establecer metas alcanzables y celebrar cada paso que das hacia ellas, puede fortalecer tu sentido de competencia y autovaloración.

La influencia del entorno en la autoestima adulta

El entorno en el que te desenvuelves tiene un impacto directo en tu autoestima. Las personas, los espacios y las dinámicas que te rodean pueden alimentar tu confianza o, por el contrario, minarla.

  1. Rodearte de personas positivas: Identifica quiénes en tu vida te apoyan, valoran y respetan. Estas personas serán tus pilares emocionales en momentos difíciles. Al mismo tiempo, establece límites claros con quienes tienden a ser críticos y poco compasivos.
  2. Crear un entorno inspirador: Dedica tiempo a organizar tus espacios de manera que reflejen tus valores y objetivos. Un ambiente ordenado y motivador refuerza tu estado mental.
  3. Participar en actividades que nutran tu autoestima: Asociarte con grupos o comunidades donde puedas compartir intereses o aprender nuevas habilidades, fomenta el sentido de pertenencia y el crecimiento personal.

Recuerda que el entorno también incluye lo que consumes digitalmente, así que cuida lo que consumes y filtra las redes sociales para evitar el contenido que pueda afectar tu autopercepción.

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Terapias y prácticas recomendadas

Buscar ayuda profesional es una decisión valiosa para trabajar la autoestima en profundidad. Existen varias terapias eficaces para este propósito:

  1. Terapia cognitivo-conductual (TCC): Este enfoque ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos que afectan la autoestima. También enseña herramientas prácticas para enfrentar desafíos con una mentalidad más positiva.
  2. Terapia de aceptación y compromiso (ACT): Promueve la aceptación de uno mismo y la acción orientada a valores personales, incluso en presencia de pensamientos o emociones difíciles.
  3. Terapia clínica-dinámica: Este enfoque te ayuda a comprender cómo tu experiencia de vida influyó e influye en tu autopercepción, además que te guía en el proceso de elaborar y transformar la manera en la que te percibes.

Además de la terapia, actividades como la escritura reflexiva, son complementos poderosos para fortalecer la autoestima.

Trabajar la autoestima en la adultez es un proceso continuo que requiere compromiso y paciencia. Identificar creencias limitantes, practicar autoafirmaciones, rodearte de un entorno positivo y explorar terapias adecuadas son pasos clave en este camino. Recuerda que cada pequeño esfuerzo cuenta y que mereces invertir en ti mismo. Con dedicación, es posible construir una autoestima sólida que te permita enfrentar la vida con confianza y plenitud.