Sentir que alguien te escucha sin juzgarte, que te comprende aunque no esté de acuerdo o que simplemente está ahí, reconociendo lo que sientes… eso es validación emocional. Y aunque suene simple, en la práctica es algo que muchos no recibimos con la frecuencia, ni la calidad, que necesitamos.
En este artículo vamos a explorar qué es la validación emocional, por qué tiene tanto peso en nuestro bienestar, y cómo puedes empezar a practicar contigo mismo y con los demás.
¿Qué significa validar emocionalmente a alguien?
Validar emocionalmente es más que decir “te entiendo”. Es reconocer que lo que la otra persona siente es real, legítimo y humano, aunque no lo compartamos. Es acompañar sin corregir, sin minimizar, sin cambiar de tema. En palabras simples: es decir con tu presencia y tus palabras “tiene sentido que te sientas así”.
Desde la psicología dialéctico-conductual (DBT), desarrollada por Marsha Linehan, la validación emocional es una herramienta terapéutica clave para personas con emociones intensas. No se trata de fomentar el victimismo, sino de crear un espacio seguro donde esas emociones puedan ser nombradas y aceptadas sin vergüenza.
Diferencia entre validar, consolar o justificar
Acá es donde muchas veces nos confundimos. Consolar es ofrecer alivio emocional: “Va a estar todo bien”. Justificar es explicar una emoción o conducta desde la lógica. Pero validar no busca calmar ni explicar, sino reconocer.
Por ejemplo:
- Consolar: “No llores, no es para tanto. Todo estará bien”.
- Justificar: “Estás así porque dormiste mal”.
- Validar: “Entiendo que te sientas frustrado, tu esfuerzo fue muy grande”.
La validación no quita el dolor, pero lo vuelve más llevadero porque deja de ser un peso que cargamos en soledad.
Por qué es tan importante la validación en vínculos sanos
Cuando alguien nos valida, el mensaje que recibimos es: “Tu experiencia tiene valor”. Y eso impacta directamente en nuestra autoestima, en cómo regulamos nuestras emociones y en nuestra capacidad para confiar en los demás.
En vínculos donde hay falta de validación, como parejas, familias o amistades, se instala un patrón muy dañino: uno expresa algo, el otro lo niega o lo minimiza, y con el tiempo esa persona empieza a dudar de sí misma.
Es lo que en psicología se conoce como invalidación emocional crónica, y puede llevar a problemas como ansiedad, inseguridad, dependencia o incluso alexitimia (dificultad para identificar las propias emociones).
Por eso, comprender qué es la validación emocional y cómo ofrecerla (y pedirla) puede cambiar radicalmente la calidad de nuestros vínculos.
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Cómo practicar la validación emocional con uno mismo
No necesitamos que siempre haya un otro que nos valide. De hecho, uno de los grandes pasos hacia la madurez emocional es aprender a validarnos internamente. ¿Cómo? Acá van algunos ejemplos:
- En lugar de decirte “estoy exagerando”, prueba con “estoy sintiendo mucho, y es válido”.
- Escribir lo que sientes sin filtros, sin tratar de “ser lógico”.
- Permitir que una emoción esté presente sin intentar cambiarla de inmediato.
- Hablarte como lo harías con alguien que amas.
Practicar la validación emocional propia es clave para dejar de depender del juicio externo. Nos fortalece, nos regula, y nos enseña que no hay emociones “buenas o malas”, solo emociones que buscan ser escuchadas.
Qué efectos tiene cuando no nos sentimos validados
La falta de validación emocional puede dejar huellas profundas. Cuando sistemáticamente se nos ignora, se nos corrige o se nos dice que “no es para tanto”, aprendemos a desconfiar de nuestra percepción y a reprimir lo que sentimos. Esto no solo afecta la salud mental, sino también la forma en la que nos vinculamos.
Personas que no fueron validadas emocionalmente en su infancia, por ejemplo, suelen tener más dificultades para poner límites, identificar sus necesidades o expresar lo que sienten sin culpa. También pueden caer en relaciones donde se repite esa falta de reconocimiento, porque es lo único que conocen.
Por eso, entender qué es la validación emocional no es solo un concepto teórico, es una herramienta real para sanar heridas, construir relaciones más auténticas y vivir con más conciencia emocional.
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Saber qué es la validación emocional es el primer paso. Practicarla, contigo mismo y con quienes te rodean, es una forma profunda de amor y respeto. Y lo mejor: se aprende. Con escucha, paciencia y presencia, puedes empezar a validar lo que sientes y lo que sienten los demás, sin necesidad de resolverlo todo, solo estando ahí.