La claustrofobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por el miedo intenso e irracional a estar en espacios cerrados o confinados. Aunque suele asociarse con lugares pequeños como ascensores o túneles, lo cierto es que existen diferentes tipos de claustrofobia, y cada uno puede manifestarse de forma particular. Comprender estas variantes es clave para lograr un diagnóstico preciso y aplicar el tratamiento adecuado

Tipos de claustrofobia y sus características principales

Los expertos en salud mental clasifican la claustrofobia según los estímulos que desencadenan el miedo, la intensidad de la respuesta emocional y los factores que contribuyen a su desarrollo. Aunque todos los tipos comparten síntomas comunes, como presencia de síntomas físicos (dificultad para respirar, sudoración, taquicardia, presión en el pecho) y psicológicos (miedo, pensamientos de muerte o daño inminente, perdida de control), la diferencia radica en los detonantes específicos.

En líneas generales, los tipos de claustrofobia pueden dividirse en tres grandes grupos: situacional, generalizada y traumática. A continuación, exploramos cada uno de ellos con más detalle.

1. Claustrofobia situacional

Este tipo es uno de los más usuales y se activa ante situaciones muy concretas, de hecho, la persona afectada puede funcionar con normalidad en la mayoría de contextos, pero experimenta ansiedad intensa al enfrentarse a escenarios específicos que percibe como amenazantes.

  • Claustrofobia en ascensores y espacios cerrados pequeños

Los ascensores son uno de los desencadenantes más frecuentes. La falta aparente de ventilación, el espacio reducido y la imposibilidad de salir de inmediato pueden activar una respuesta de pánico. También es común en baños sin ventanas, habitaciones pequeñas, sótanos o salas sin salidas visibles.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), estos miedos pueden ser tan intensos, que la persona evita totalmente estos espacios, lo que impacta su movilidad y vida social.

  • Claustrofobia en vehículos y transporte público

Otro tipo situacional incluye el miedo a estar en autos, trenes, aviones o autobuses. La idea de no poder salir rápidamente o de quedar atrapado en caso de una emergencia, es el principal disparador. En el caso de los autos, estar en dentro del coche durante el tráfico, puede desencadenar la fobia. Esto puede interferir directamente en la rutina diaria, dificultando el trabajo, los viajes o el contacto con seres queridos.

2. Claustrofobia generalizada

En la claustrofobia generalizada, la ansiedad no se limita a situaciones específicas, sino que puede aparecer en múltiples contextos cerrados o incluso en lugares amplios si la persona siente que no puede salir con facilidad. Esta variante suele estar asociada a un patrón de ansiedad más amplio y puede coexistir con otros trastornos como el trastorno de pánico o la agorafobia.

Lo que distingue esta forma es la generalización del miedo. No se limita a un tipo de espacio, sino que abarca desde salas de cine hasta centros comerciales, túneles, baños públicos, ascensores o incluso ropa ajustada si se asocia con la sensación de estar atrapado.

Esta forma de claustrofobia puede generar una vigilancia constante del entorno, lo que desgasta emocionalmente a la persona y afecta su calidad de vida.

Algunos indicadores clave son: evitar diversos lugares sin una razón objetiva, sentir ansiedad solo con imaginar estar en espacios cerrados y experimentar síntomas físicos intensos incluso antes de enfrentarse a la situación temida. 

{post-cta}

3. Claustrofobia inducida por traumas

Esta variante tiene su origen en experiencias traumáticas vividas en espacios cerrados. Puede surgir tras un accidente, un encierro involuntario o una experiencia médica invasiva. En estos casos, la mente asocia el trauma con la sensación de encierro y reproduce el miedo como mecanismo de defensa.

  • Eventos traumáticos comunes asociados

Algunos eventos que suelen originar esta forma de claustrofobia son: quedarse atrapado en un ascensor, sufrir una cirugía prolongada con anestesia general, ser víctima de abuso o violencia en un espacio reducido, o experimentar un accidente de tránsito en un vehículo.

Investigaciones en psicología clínica, como las del National Institute of Mental Health (NIMH), señalan que los trastornos de ansiedad provocados por trauma, requieren necesariamente, abordajes terapéuticos específicos y cuidados adicionales.

  • Cómo enfrentar la claustrofobia traumática

Este tipo de claustrofobia responde bien a terapias centradas en el trauma, como la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular (EMDR) o la terapia cognitivo-conductual con enfoque en trauma. También se trabaja en la reestructuración de recuerdos y asociaciones negativas, permitiendo que la persona recupere el control emocional frente a las situaciones desencadenantes.

¿Qué tipo de claustrofobia es más frecuente?

La claustrofobia situacional, especialmente en ascensores y transporte público, es la más común entre la población. Según la American Psychiatric Association, se estima que entre el 2% y el 5% de la población mundial ha experimentado algún tipo de claustrofobia en su vida, siendo más común en mujeres y en adultos jóvenes.

Sin embargo, la forma en que se manifiesta puede evolucionar con el tiempo. Una persona que al inicio solo evita ascensores puede, si no recibe tratamiento, desarrollar un miedo más amplio a cualquier espacio que no perciba como “seguro”.

Importancia del diagnóstico preciso según cada tipo de claustrofobia

Identificar correctamente el tipo de claustrofobia es clave para diseñar un tratamiento efectivo, ya que no todas las personas responden igual a la misma terapia, y conocer el origen del miedo, permite aplicar técnicas adecuadas que se enfoquen en los verdaderos detonantes.

Los profesionales de la salud mental utilizan entrevistas clínicas, escalas de ansiedad y cuestionarios específicos para llegar a un diagnóstico. A partir de ahí, se diseña un plan que puede incluir terapia psicológica, exposición gradual, medicación (en algunos casos) y técnicas de respiración o relajación para manejar los síntomas físicos.

{post-cta}

Los diferentes tipos de claustrofobia requieren abordajes personalizados. Ya sea que se trate de un miedo específico a los ascensores, una ansiedad generalizada o una respuesta traumática, es posible trabajar en la superación del trastorno con ayuda profesional. Comprender las variantes no solo ayuda al diagnóstico, sino que permite a quienes lo padecen sentirse comprendidos, acompañados y con un camino claro hacia el bienestar.