La procrastinación es la postergación constante de actividades, tareas o responsabilidades, y sus consecuencias suelen causar grandes montos de malestar. 

Por lo general, las tareas importantes son aplazadas en favor de actividades más placenteras o irrelevantes, lo que genera estrés y ansiedad. Aunque todos hemos procrastinado alguna vez, cuando esto se vuelve un patrón recurrente, pues puede afectar nuestra autoestima, estado de ánimo y relaciones interpersonales. 

En este artículo te explicaremos qué es procrastinar, los tipos de procrastinación y por qué es algo más complejo de lo que podría parecer. 

¿Qué es procrastinar?

El término procrastinar se refiere a la tendencia de aplazar actividades o tareas necesarias, incluso cuando somos conscientes de que postergar tiene consecuencias negativas. Usualmente, las explicaciones de este aplazamiento son pereza y la búsqueda de placer inmediato en otras actividades, sin embargo, la procrastinación va más allá y puede estar relacionado con factores emocionales, psicológicos y ambientales.

La procrastinación tiene un impacto importante en la persona, ya que puede ocasionar: 

  • Sensación de fracaso e incompetencia.
  • Culpa y autorreproche por sentirse incapaz.
  • Tristeza, molestia y frustración.
  • Baja autoestima.
  • Problemas en las relaciones interpersonales.

Hay varias condiciones importantes que deben cumplirse, para hablar de procrastinación: aplazamiento “consciente y voluntario” de las tareas complejas, que requieren atención y esfuerzo cognitivo, por actividades placenteras; y la presencia de culpa y autorreproche luego de procrastinar. 

Y usamos comillas en “consciente y voluntario”, porque si bien se cree que la persona decide aplazar esas tareas, la realidad es más compleja y hay elementos psicológicos como la baja autoestima, que juegan un papel importante en la procrastinación.

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Tipos de procrastinación

No todas las personas procrastinan de la misma manera. Existen distintos tipos de procrastinación que varían según el motivo y la forma en que se posponen las tareas.

  • Procrastinación activa vs. pasiva

La procrastinación activa ocurre cuando una persona retrasa sus tareas de forma “consciente”, porque cree que trabaja mejor bajo presión. En este caso, la demora es estratégica y no siempre tiene consecuencias negativas.

Por otro lado, la procrastinación pasiva se da cuando la persona pospone sus responsabilidades sin un motivo claro (simplemente evadiendolas), a menudo por miedo al fracaso, falta de motivación o dificultad para tomar decisiones. Este tipo de procrastinación suele generar estrés y sentimientos de culpa.

  • Procrastinación decisional y conductual

La procrastinación decisional ocurre cuando alguien pospone la toma de decisiones por miedo a equivocarse, o por sentirse incapaz de cumplir. Esto puede generar inseguridad y ansiedad.

En cambio, la procrastinación conductual se relaciona con la postergación de acciones concretas. Por ejemplo, una persona que sabe que debe hacer ejercicio, pero siempre encuentra una excusa para no hacerlo. En este caso, las excusas pueden tener un significado psicológico, como complejos con la imagen corporal, falta de hábitos, entre otros.

Factores que contribuyen a la procrastinación

Existen diversas razones por las que una persona puede procrastinar, y estas pueden dividirse en factores psicológicos y ambientales.

  • Psicológicos

El miedo al fracaso, la baja autoestima, la ansiedad y la falta de autocontrol son algunos de los principales factores psicológicos que llevan a procrastinar. Muchas veces, las personas evitan tareas difíciles porque temen no cumplir con sus propias expectativas o con las de los demás.

Todo esto ocurre de manera inconsciente, es decir, la persona no se da cuenta de que procrastina por baja autoestima. Este detalle hace que sea complejo sobrellevar las consecuencias, y que, en cambio, se sientan como si hubiera algo malo con nosotros. 

  • Ambientales

El entorno también influye en la procrastinación, ya que, un espacio de trabajo desorganizado, la presencia de distracciones constantes (como el teléfono o redes sociales) y la falta de estructura en la rutina, pueden dificultar la concentración y favorecer la postergación de tareas importantes.

Saber qué es procrastinar y reconocer sus diferentes formas puede ayudarte a identificar si este hábito está afectando tu vida. Aunque procrastinar es algo común, hacerlo de manera constante puede impactar negativamente en tu bienestar y productividad. Si sientes que la procrastinación se ha convertido en un obstáculo, es importante que busques estrategias para mejorar la gestión del tiempo y la motivación.