Tolerancia a la frustración: cómo trabajarla para aumentarla
En la vida enfrentamos innumerables dificultades, por lo que la tolerancia a la frustración nos ayuda a superarlas.
Aunque es natural frustrarse con algo, la clave está en cómo uno reacciona. Si la persona se enfada o entristece por cada fallo, es probable que tenga una baja tolerancia a la frustración.
Es por eso que hay que trabajar para aumentarla y, así, entender que siempre existen alternativas para solucionar los conflictos.
¿Qué es la tolerancia a la frustración?
La tolerancia a la frustración consiste en poder gestionar las emociones cuando ocurre algo no planeado. Forma parte de un estado conductual que se caracteriza por la reflexión y la paciencia.
En teoría, una persona con poca tolerancia a la frustración no sabe cómo adaptarse a los cambios debido a sus altas expectativas o incontenible impulsividad.
La relación de la baja tolerancia a la frustración con otros trastornos
Según el psicoanálisis, una baja tolerancia a la frustración podría estar asociada a dificultades en el comportamiento. Esto hace que algunas personas sean más propensas a frustrarse que otras.
En el caso de los niños y adolescentes, esto se da por un problema de regulación emocional. También es posible que los menores tengan conflictos con la escuela o algún cuadro de ansiedad y depresión.
Por otro lado, la baja tolerancia a la frustración en psicología se percibe como un indicio de estrés crónico o TOC, que lo lleve a actuar de forma impulsiva. Por lo cual, es necesario acudir a un profesional en estos casos.
Métodos para tratar la baja tolerancia a la frustración
Para fortalecer la tolerancia a la frustración, es fundamental aprender a gestionar las emociones y desarrollar resiliencia. Aunque es un proceso lento, es necesario para mejorar la salud mental y estar en paz con uno mismo.
Cabe recalcar que este sentimiento de derrota surge tanto en la infancia como adolescencia y adultez, así como en las relaciones amorosas. Por ese motivo, se analizarán los distintos tratamientos según sea el caso.
Técnicas para trabajar la tolerancia a la frustración en adultos
En la adultez, la frustración se da cuando uno no sabe cómo lidiar con un objetivo no logrado, ya sea en el ámbito personal como profesional. Para aumentar su tolerancia, es necesario hacer lo siguiente:
- Analizar el problema como si fuera alguien externo.
- Aceptar que no siempre se puede tener lo que quiere.
- Evitar señalar culpables cuando, a veces, los conflictos no tienen ninguna explicación.
- Usar la frustración como una enseñanza o modo de encontrar la solución por otro camino.
Cabe aclarar que el aumento de la tolerancia a la frustración no quiere decir que hay que resignarse o darse por vencido.
Se basa, más bien, en mirar el obstáculo con otros ojos y aceptar que hay cosas que se escapan de nuestro control.
La escasa capacidad de tolerar la frustración en la vida en pareja
Las relaciones amorosas también generan situaciones frustrantes, en especial si la pareja no actúa como uno quiere.
Para eso, se necesita:
- Poner límites para evitar que tu pareja se sobrepase contigo.
- Hay que darle argumentos y señalarle que nadie está por encima del otro.
Si no hay mejoras, lo ideal es ir a terapia psicológica para recibir una guía sobre el caso. Por otro lado, también está la opción de entrenar la mente para no ceder a los caprichos del otro.
Consejos para mejorar la tolerancia a la frustración en adolescentes
La tolerancia a la frustración en adolescentes puede ser bastante complicada, dado que es una etapa difícil para lidiar con las emociones. Tanto padres como docentes, pueden intentar con lo siguiente:
- Escucharles hablar sobre sus sentimientos, sin intención de minimizarlos.
- Ayudarles a encontrar diferentes soluciones a su problema, demostrando así que siempre hay alternativas.
- Dejar que tomen decisiones siempre que sepan que cada acción conlleva una consecuencia.
- Enseñarles a lidiar con el dolor para que se vuelvan más resilientes.
Lo ideal es saber el contexto donde se encuentra el adolescente, ya sea en la escuela, en el club o en el entorno familiar. Así, se puede brindar un mejor apoyo para mejorar su tolerancia y consiga relajarse.
Poca tolerancia a la frustración en niños
Los niños dependen mucho de su entorno familiar y social para desarrollarse, por lo que ciertas situaciones los llevan a sentirse frustrados. Además de la educación, también puede ser útil:
- Evitar ceder a sus rabietas cuando quiere que se le compre un dulce o juguete, ignorándolo o aplicando el “tiempo fuera”.
- Enseñarle a identificar sus propias emociones, preguntándole qué siente cuando se enfada o se asusta.
- Mostrarle, con el ejemplo, que si tiene un problema debe solucionarlo. Puede ser que te vea haciendo un arreglo en el hogar, se fijará en cómo reaccionas cuando no sale como esperabas.
- Cuando pide algo, no hay que dárselo inmediatamente, sino enseñarle a esperar. Así, aprenderá a desarrollar la paciencia y que todo tiene su tiempo.
Aunque ser autoritarios no es recomendable, tampoco lo es ser demasiado permisivos. Lo ideal es un término medio, donde los niños aprendan a desarrollar estrategias que les ayuden a mejorar su autoestima y sortear los obstáculos de la vida.
Por qué aprender a tolerar la frustración
Si estás teniendo problemas para lidiar con alguna sensación de derrota, será difícil poder encontrar la luz al final del camino. Es por eso que aumentar la tolerancia a la frustración mejora la calidad de vida de esta manera:
- Podrás manejar situaciones más complicadas para la próxima.
- Tendrás chances de superar ciertos obstáculos usando las alternativas.
- Aumentarán tus motivaciones para seguir adelante con cualquier proyecto.
- Mejorará tu capacidad de lidiar con los conflictos sin desesperarte.
- Controlarás el estrés y la ansiedad que te generen los obstáculos.
Poder tolerar la frustración es algo muy beneficioso a largo plazo, ya que también mejorará tu interacción con otros y te sentirás más cómodo con en cualquier ambiente.